Leyendas y Mitos Patagónicos

La Patagonia Argentina es rica no sólo en historia sino también en mitos y leyendas que fueron trasmitidos por tradición oral a sucesivas generaciones.

Los antiguos pobladores de la tierra: mapuches, tehuelches, onas, yámanas quisieron dejar testimonio de los momentos más significativos de su historia y de la naturaleza. Es a través de relatos que contaron momentos trascendentes como la creación y la aparición de sus dioses pero también cómo nació la lluvia, la nieve o el viento, protagonistas en estas latitudes.

Las leyendas encontradas destacan por los recursos de estilo empleados pero también reflejan la admiración y el respeto que estos pueblos han sentido por la vida misma.

Odiseas, cuentos, anécdotas de quienes habitaron estas tierras son parte de la tradición y es un capítulo en la formación de la memoria del ser patagónico.


Algunas creencias populares y leyendas de la patagonia argentina son:


LOS INVENTOS DE ELAL

Dicen los tehuelches que la Patagonia era solo hielo y nieve cuando el cisne la cruzó, volando por primera vez. Venía desde más allá del mar, de la isla divina donde Kóoch había creado la vida y donde había nacido Elal, a quién cargó en su blanco lomo para depositarlo sobre la cumbre del cerro Chaltén (ubicado en la zona cordillerana de Santa Cruz, conocido hoy como cerro Fitz Roy).

Dicen también que detrás del cisne volaron el resto de los pájaros, que los peces los siguieron por el agua y que los animales terrestres cruzaron el océano a bordo de unos y de otros. Así la nueva tierra se pobló de guanacos, de liebres y de zorros; los patos y los flamencos ocuparon las lagunas y surcaron por primera vez el desnudo cielo patagónico los chingolos, los chorlos y los cóndores. Por eso Elal no estuvo solo en el Chaltén; los pájaros le trajeron alimento y lo cobijaron entre sus plumas suaves. Durante tres días y tres noches permaneció en la cumbre, contemplando el desierto helado que su estirpe de héroe transformaría para siempre.

LA NOCHE

Tons (la oscuridad) engendró a tres espíritus que eran muy temidos por los tehuelches. Se dice que cuando la luna y el sol se fundían tras el horizonte, la oscuridad invadía la tierra hasta el regreso de los amantes, pero solo aparecía el sol, entonces Tons se alejaba de la tierra para encontrarse con el Tiempo que era su consorte y con él engendró a los tres malos espíritus llamados Axshem, Kélenken y Maip, estos dos últimos eran mellizos.

Axshem era el que vivía en el fondo de un manantial sulfuroso. Kélenken en cambio, deambulaba por la Patagonia derramando sus males por doquier mientras que Maip, espíritu dañino que representaba el viento helado, acompañaba a su hermano mellizo, apagando los fogones, entumeciendo los miembros de los seres, matando a los inocentes pajaritos sin guarida y helando los tiernos brotes de las plantas.


LEYENDA DEL VOLCÁN DOMUYO

En la cima del Domuyo vivía una hermosísima joven encantada, custodiada por un toro colorado y por un caballo de lustroso pelo negro. Nadie podía llegar hasta ella pues el bravísimo toro escarbaba con sus poderosas patas arrojando enormes piedras monte abajo, y el potro salvaje resoplaba desatando tormentas de viento y nieve, truenos y rayos.